sábado, 19 de julio de 2008

¿Cuál es el problema de las mujeres? Contribución

Una de las tantas noches de sábado, en el mismo bar de encuentros, un gran amigo mío (ya entrado en cervezas) se indignó ante la entrada de una bella mujer acompañada de un hombre de cuestionada moral y limitada capacidad de pensamiento en abstracto, y comenzó a teorizar.

“¿Cuál es el problema de las mujeres Ale?” obviamente, después de tantos años de compartir su amistad, comprendí la naturaleza retórica de su pregunta y me limité a escuchar su argumento.

¿Sabes lo que pasa?, no quieren sentirse inferiores eso pasa. ¿Cuál es el mérito en salir con un chico que es limitado hasta para atarse los cordones? O salir con un chico que lo único que hace es jugar al rugby y fingir borracheras, un chico incapaz de apreciar la profundidad de una frase de los Simpsons y que se puede acordar de cómo salió el partido Morón vs Flandria de hace 2 años pero jamás se acordará el signo del zodíaco de la mujer que lo acompaña.”

Es mucho más difícil para una mujer salir con un chico que es inteligente, que disfruta de la inocencia, que se acuerda cuando y de qué rendís parcial, que sabe desde tu talle de zapato y tu gusto de helado hasta quién es Guillermo Moreno y Julio De Vido, que no tiene problema en decir que le aterran que le saquen sangre y los bichos como las arañas, y que le gustan películas como Notting Hill o Cuando Harry conoció a Sally.”

Ellas necesitan ser superiores, tener el control, ahí está el problema. Una chica que sale con un chico que vale la pena no sólo no está más por encima de su compañero, sino que deja de llamar la atención automáticamente. Ningún hombre se fija en una mujer cuando esta acompañada de un chico justo, por el contrario es imposible que una mujer pase por desapercibida cuando esta con un chico inferior a ella”.

Y en ese preciso momento del argumento, justo cuando nos desprendíamos de la forma del problema para avanzar hacia su contenido y poder encontrar la solución, justo cuando estábamos realmente haciendo ciencia, la susodicha (como si tuviese un radar y supiese que hablábamos de ella) volteó a la mesa, nos miró y sonrió.
En la mesa se escuchó un general “la amo” y diminuta acción (luego de generar una pequeña pelea en la mesa por validar el título de dueño de la anterior mirada) bastó para terminar todo tipo de teoría y empezar a hablar de fútbol.

“Mientras Riquelme siga en la selección, no la veo más, desestructura todo el equipo” dijo mi amigo que estudia arquitectura.
“Yo voy a ir a la cancha solamente a colgar una bandera que diga COCO ME ABURRO!” dijo mi amigo que estudia periodismo deportivo.
“Hay más orden y cordura en una película de Buñuel que en la selección Argentina” dijo mi amigo que estudia dirección de cine.
“Tevez y Messi no pueden jugar juntos arriba, no hay química entre ellos” dijo mi amigo que estudia bioquímica.
“Riquelme es un grandísimo jugador, es el único capaz de administrar los ataques de forma correcta y ordenada” dijo, obviamente, mi amigo que estudia administración de empresas.
“La selección es un desastre, hay cortocircuitos por todos lados y nadie se entiende con nadie” dijo mi amigo que estudia ingeniería industrial.
“Los resultados que saca la selección son más mentirosos que los del INDEC” dije yo, que estudié economía.

Nadie puede negar el poder diabólico de la belleza. Se trata en realidad de una fuerza mucho más irresistible que la del dinero o la prepotencia. Cualquiera puede despreciar a quien lo sojuzga mediante el soborno o el temor. Por el contrario uno no tiene mas remedio que amar a quien le impone humillaciones en virtud de su encanto. Y esta es una trágica paradoja.

No hay más remedio que quererlas a pesar de todo. Y mas todavía, tratar de que a uno lo quieran. Esta segunda labor es especialmente complicada y puede llevar la vida eterna. Consiste (por ejemplo) en ser bueno, aprender a tocar el piano, convertirse en héroe o en santo, estudiar las ciencias, ser considerado, tierno, etc.
Una vez hecho todo esto, ya puede el hombre enamorado, pararse en la calle y esperar el paso de la primera mujer hermosa para decirle bien fuerte:
“He sufrido mucho nada más que para saber su nombre”.
Seguramente, la ella fingirá no haber oído, mirara al horizonte y seguirá su camino.
Pero será injusto.





no tiene desperdicio, gracias Ale, no te conozco... pero ago si! escribís bien
lo último en itálicas es de Alejandro Dolina
Jean-Jacques Marceau, te lo dedico!!

2 comentarios:

La gata y La chiqui dijo...

Muchas gracias licenciado por la contribución!!! simplemente genial, de la redacción del blog esperamos recibir màs contribuciones masculinas, esta bueno ver las cosas de los dos lados... no??? bueno me despido... seguimos en cosas raras sisi! (dra casas en julio quiero como mínimo 5 posteos, vea que puede hacer!!jajaj)

La gata y La chiqui dijo...

N de la Editora

ojo, che!! hay un párrafo en el post que es de Alejandro Dolina... el que empieza con "Nadie puede negar el poder diabólico de la bellaza..." aviso.. para que no sea plagio!!