miércoles, 28 de enero de 2009

Crisol de citas

Buenas hace mil que no escribo por acá. Como mi naturaleza me lo indica, de vacaciones anduve haciendo estudios sociológicos para el blog, y aquí vengo con algunos episodios para comparar.
En lo que respecta a las citas; puedo decir que los Argentinos son los más ansiosos:
_hola
_buenas noches
_¿que hacés ahí sola?, te invito una cerveza
Esa es la velocidad Argentina, sin vueltas, directo, casi obligándote a decir que sí (que más vs a decir?)
Los Uruguayos... bueno, los invitamos nosotras a los dos bañeros que nos cruzamos por Montevideo, un Martes, que "no había nada para hacer", pobres, no entienden que en Argentina eso no es excusa para no salir aunque sea por un par de cervezas... los convencimos, nos acompañaron, pero no logramos que se quedaran más allá de la una. Y bueno, "nada para ver, nada para hacer... pero de eso fue que yo me enamoré" decía la canción.
Ahora distinto es para los Noruegos, o eso creí... pero ahora que me doy cuenta... la hizo corta el tipo:
_hola chica linda, hace desde ayer que estaba queriendote hablar, ¿me esperás que ahora vengo a desayunar con vos? (esto es traducción fidedigna guardando el significado de lo que el sajón dijo)
_... me iba a ir a domir (bueno, había salido!!!)
Por supuesto el gigante pelado de barba dorada y ojos azules, que descubría llevando sus anteojos de sol a la frente sólo para hablarme; se alejó con su cerveza en la mano (eran las diez de la mañana) mientras terminaba de decirle eso... todavía me pregunto por qué no temblaba el deck precario que soportaba sus pasos torpes cuando se fue. Al rato volvió con una bandeja de desayuno del hostel. Se presentó (no me acuerdo el nombre, era el nombre ideal para él sin embargo) La cosa es que cortó el piropeo rápido, averiguó que me estaba yendo a Buenos Aires, y me invitó esa misma noche a cenar, ya que él también se iba ese día. Resulta que le pongo cualquier tipo de excusa, y entiende que no tengo ningún interés en cenar, ni siquiera con sus amigos, que al igual que él eran unos gigantes rubios, que no hablaban bien inglés y creían que tomando mate ibana ver "gente atravezar las paredes". Ok, el mate. Ahora viene la parte en que mi flamante compañero de mesa descubre que hay más mujeres a su alrededor. Salvada por el mate que le ofrece una rosarina, a la que le reitera su primera línea de conquista:-hola mujer linda... etc. , decido escabullirme entre las sillas e irme a dormir mi merecida siesta.
Otro dato de color; los chilenos no se animan a hablarle a las chicas, para animarse se toman todo y después terminan diciendo frases seductoras como "sabés que le dijo caperucita al lobo?" o cosas por el estilo. Los indios al contrario apenas se pueden contener y se la pasan alabando a cuanta mujer se les cruce...
Estilos, que se yo, hay para elegir por lo menos...

3 comentarios:

MINUTO 80 dijo...

adhiero a lo de los indios!
los tipos se piensan q estan haciendo la colimba y viven con la ametralldora bajo el brazo.

slds

tia pocha

La gata y La chiqui dijo...

me encanto el post!! cuando se me prenda la neurona escribo algo, agrego algo: me encanta el chamuyo argentinooo!!I´m sorry son los mejores y las argentinas somos las mas lindas del mundo como decia la propaganda de Discooo,jajajja....

Anónimo dijo...

Resulta que le pongo cualquier tipo de excusa = Tengo novio y es igual de rubio que vos